Hoy voy a iniciar un viaje en mi moto. Es mi primer Viaje –con mayúsculas- con mi última moto (motarro que te cagas debería decir) y voy a hacer unos 1000 y pico kilómetros en un par de días.
Dormiré allí donde haya un hotel o un hostal que me parezca decente y comeré en donde me dé el hambre.
Pero, y me da mucha rabia, por encima de la preocupación –emoción positiva más bien, provocada por la incertidumbre de todo viaje, tengo una preocupación real de “cuanto” me puede costar la broma de viajar en moto en unas carreteras plagadas de Guardias Civiles de tráfico en plena campaña de “campaña intensiva de vigilancia y control de motocicletas”.
Esto para mí solamente significa una cosa: multas, prepotencia y tener que aguantar a un par de jovencitos de apenas 30 años que me quieren dar consejos sobre como conducir mi vehículo (20 años conduciendo motos) mientras cobran el impuesto indirecto que el Sheriff de Nottingham les paga por cobrar.
Para mí es el absurdo de una ley de aviones aplicada a helicópteros. Una ley realizada por grises burócratas que prefieren “el mal de muchos” que el esforzarse en comprender que el uso de las vías públicas no es igual para un vehículo de 4 ruedas, una tonelada y media y que puede llevar hasta 5 personas que para un vehículo de 300 kilos y con una capacidad mínima de hacer daño a nadie más que a quien la conduce.
Así que en vez de ir pendiente de la carretera, de los automovilistas (el 80% de los accidentes de moto son por culpa de un descuido del conductor de un coche) y de disfrutar del paisaje y la velocidad, tengo que ir mirando por la ventanilla de cada coche por si fuera una patrulla de la GC camuflada, recordando si hay un radar delante, mirando a lo lejos si hay algún reflejo verde que delate a un par de civiles o mirando al cielo por si el helicóptero se frota las manos viendo una moto en la carretera.
Y es una mierda… porque soy tan buen/mal conductor como desde hace varios lustros y ahora “alguien” ha decidido que no tengo derecho a matarme si me da la gana y me tiene que pegar con un palo si voy a la velocidad que “alguien” considera inadecuada. O hago una maniobra que en un coche yo mismo considero inaceptable y que en una moto no representa daño, riesgo o impedimento a nadie más que a quien conduce (por ejemplo ir por el arcén en un atasco).
Que el porcentaje y el absoluto de heridas a terceros causado por un accidente de moto sea menor del de gente que se mata en bicicleta, da igual. Lo que importa es sacar una “pasta gansa” y machacar a ese “motero” que “va como un loco” (yo que no he tenido nunca un accidente en mis motos grandes).
Bueno, ya veremos como acaba este viaje que me sigue ilusionando.
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